Les invito que me acompañen a mi boda. Arcos llenos de flores y candelas adornan la iglesia. Hay música suave. Amigos y familia llenan cada banca. Entran las damas. La expectativa aumenta con la música mientras el novio, junto con todos los invitados, espera la llegada de la mujer con quien se casará.
Allí viene por el pasillo, un cuadro de hermosura tocada con esperanza, y un tantito de ansiedad. Se une con su novio enfrente de la iglesia, y allí los dos hacen votos de compromiso en la presencia de sus amigos, su familia, y Dios.
Con palabras solemnes, el novio y la novia hacen un compromiso de por vida a su matrimonio y a ambos. Si viven cincuenta años, tendrán más que 18,250 días para comprobar su compromiso. ¡18,250 días! ¡Esa es una sentencia de vida!
Cada día tendrá sus gozos, pero también tendrá sus probadores de compromiso. Construyendo un matrimonio exitoso e íntimo significa enfrenta retos a nuestro compromiso. Nuestras respuestas a esos probadores de compromiso determinarán la estabilidad de nuestro matrimonio.
Probadores de Compromiso
Echemos un vistazo a algunos de los probadores de compromiso.
Complejidad Pone a Prueba Nuestro Compromiso
La vida si se complica. Hay tanta gente exigiendo nuestro tiempo y nuestra atención. A veces nos oímos decir algo así: “Estamos demasiado ocupados para tomar tiempo para nosotros dos. Tengo mil cosas que hacer mañana. ¡Tengo compromisos además de mi matrimonio, no sabes! Lo hijos, mi trabajo, mis actividades de la iglesia, ni mencionar mi familia extendida. ¡Simplemente no hay tiempo!”
En vez de dejar nuestro matrimonio llegar a ser otra exigencia disipante, ¿por qué no hacerlo un oasis? Así entonces llegaría a ser una relación tranquilizante y refrescante que nos puede ayudar a hacer frente a las demandas complejas de la vida.
Hablé una vez con un hombre que describió, en detalle, el colapso de su matrimonio. El primer año y medio todo fue grandioso. Pero después, en un momento de una relación mala, todo cambió. Por los últimos dos años y medio, él y su esposa habían vivido en tensión constante. En esa condición no tienen frescura, nada de oasis, solamente más presión. No tiene que ser así. Con perdón, un ajuste de actitudes, y algo de atención positiva, su matrimonio puede proporcionar tranquilidad y renuevo para dos personas a quienes se les exige demasiado.
Adversidad Pondrá a Prueba Nuestro Compromiso
El hermano Robertson McQuilken sirvió como presidente de una respetada universidad cristiana y fue un reconocido erudito en su campo escogido. Él y su esposa habían construido juntos una vida hermosa. Pero en eso, ella contrajo la enfermedad de Alzheimer, esa cruel degeneración de la mente. McQuilken la podría haber llevado a una residencia para enfermos. Pocos lo hubieran criticado por hacerlo. Pero no lo hizo. Renunció su puesto de presidente de la universidad, canceló todos sus compromisos, y dio todo su tiempo al cuidado de su esposa.
Observen lo que dijo un escritor acerca de esa decisión:
“Él le había hecho una promesa, hecho una promesa a Dios, que la amaría en enfermedad y en salud. Para Robertson McQuilken eso significaba cuidarla aún cuando ella ni le reconocía. Cuarenta años antes de esto, él había prometido cuidarla tanto en enfermedad como en salud. ‘Ella es un deleite para mi’, dijo. ‘No tengo que cuidarla, sino que deseo cuidarla’.”
Tome un momento de reflexión acerca del compromiso a su cónyuge. ¿Es el tipo de compromiso que le permitirá hacer los sacrificios necesarios por él o ella? Puede que nunca tendremos que hacer lo que el hermano Robertson McQuilken hizo, pero aún tenemos muchas oportunidades de poner nuestras vidas el uno para el otro por cinco minutos a la vez.
La Prosperidad Pondrá a Prueba Nuestro Compromiso
Cuando pensamos que tenemos todo los que necesitamos, o cuando estamos pasando todo nuestro tiempo pensando en cómo adquirirlo, podemos olvidar cuánto nos necesitamos el uno del otro.
En los años 80 un reportero del Wall Street Journal hizo una encuesta de matrimonies jóvenes y prósperos. En estas familias ambos esposo y esposa trabajaban. Les hizo a estas parejas esta pregunta: “¿Cuál es más importante para usted, construir su matrimonio o hacer mucho dinero?”
Si bien recuerdo, más que el 80% dijeron que haciendo mucho dinero era la prioridad más alta. Algunos mencionaron que planeaban hacer su fortuna, y después, más tarde, cuando estuvieran bien económicamente, disfrutarían de su matrimonio. Tal vez no reconocían que más tarde fuera demasiado tarde para recobrar lo que se había perdido.
Calvin Coolidge, quien fue uno de los presidentes años atrás, dijo, “La prosperidad es solo un instrumento para usar, no una deidad para ser adorada”. No es de coincidencia que mucha gente que adora la prosperidad también tienen matrimonios moribundos.
Enfocando en Nuestro Compromiso
Generalmente, compromiso sin enfoque tiene poco sentido y es ineficaz. Compromiso enfocado se hace más fuerte, como el sol brillando por medio de una lupa.
¿Cómo podemos enfocar nuestro compromiso? Haciéndolo personal. Demuestre su compromiso a la persona con quien se ha casado, no solo a la institución de matrimonio.
Un cónyuge santurrón puede comprometerse a una promesa, de una manera muy legalista, pero a la vez vivir en ignorancia de las necesidades y deseos de su pareja. Es más, un cónyuge santurrón puede tratar a su pareja como basura, y al mismo tiempo decir que está comprometido al matrimonio. Entonces, cuando su pareja le amenaza con huir, el cónyuge santurrón reclama, orgullosamente, que él o ella no es el que salió del compromiso. “¡Yo sigo comprometido!” grita.
En el libro de Charles Dickens llamado, Martin Chuzzlewit, conocemos al que adopta el personaje de santurrón. Su nombre es Pecksniff. Creanme, no lo querrá tener a él, ni a una de sus hijas, como su esposa. El Señor Pecksniff haría cualquier cosa, cualquier cosa, que sirviera sus propios intereses y sus ideas de él mismo. Pero lo hace de una manera que parece, por lo menos a él mismo, como si fuera el más humilde de hombres. Y eso es todo lo que le importa. Cuando ve su reflexión en un espejo, quiere salvar las apariencias. Tan decepcionado es este hombre que no se permite creer que él, tan bueno que es, podría tener un motivo malo. En verdad, no tiene ni un motivo bueno.
No tener nada de Pecksniff. Esta es la regla que mantendrá nuestro matrimonio honesto y enfocado en los compromisos que hemos hecho.
Evitando tener una actitud de santurrón, enfoque su compromiso en la persona, no en el matrimonio.Cuando hacemos esto, demostramos humildad. ¿Por qué? Porque el probar nuestro compromiso a la persona significa darle a esa persona preferencia. Tendrá que hacer decisiones que le costará algo personalmente. No puede tener todo de su manera, y eso es bueno, tanto para ustedes dos, como para su matrimonio. Humildad genuina es, sin duda, una de las actitudes más sanas para un matrimonio sólido.
Piensen, actúen, oren
Compromiso verídico en el matrimonio es tanto personal como práctico. Piensen en algunas maneras específicas que podrían demostrar cada una de estas expresiones de compromiso:
Estoy comprometido(a) a los intereses mejores para ti.
Estoy comprometido(a) a tu desarrollo personal.
Estoy comprometido(a) a crecer en mi entendimiento de ti.
Estoy comprometido(a) a darte toda ventaja que me daría a mí personalmente.
Estoy comprometido(a) a vivir una vida unida a ti.
Estoy comprometido(a) a construir y mantener nuestra unidad.